jueves, 28 de mayo de 2009

OPINIONES : Libre pensamiento

EDITORIAL

LA INTOLERANCIA
“Actitud cerrada y violenta de un individuo, frente a los que expresan opiniones o creencias diferentes”

Vivir enredado en el prejuicio de actitudes blindadas que no permiten los señalamientos a las equivocaciones ó mal actuar, es un estado anormal en el ser humano. A propósito de señalamientos y periodismo. Probablemente debería referirme a otras personas o profesiones, pero oportuno es, por la persecución de que es objeto el que lleva la voz del pueblo. Ocurre que la población en general confía sus “cosas” al periodista, al medio de comunicación.
La población tiene en el periodista la voz que él no puede expresar. El temor por decir la verdad- en la mayoría de los casos- obliga al pueblo-pueblo a recurrir al comunicador, quien siempre dice aquí estoy.
Pero ahí está el detalle – como decía el cómico mexicano-, en Honduras como en muchos países del mundo, la profesión periodística se volvió intolerable para quienes se sienten agraviados cuando se le señalan actos indebidos, muchos de ellos tienen que ver con corrupción en cualquier escenario.
Todos los acontecimientos del pasado y de hoy confunden. El secuestro y asesinato de personas, pero particularmente de periodistas, por señalar a los que atentan contra el país confunde, contamina e infunde miedo en y a la sociedad.
El periodista, que más allá de cualquier defecto, realiza una labor digna que a veces es tratado de forma injusta por la sociedad; se siente acorralado, atemorizado, censurado por aquellos que se quedaron colgados en el pasado sin poder sacudirse las telarañas de su mente. Se les olvida que vivimos épocas distintas, sin oscurantismos, sino más bien con la vista puesta hacia el frente para forjar un país sano y sin “mañosos” que atrasan su desarrollo.
El periodista, es la voz del pueblo, de aquel que quiere expresar y señalar lo que le afecta, pero que no lo hace por temor a la intolerancia de los que tienen el poder. Ante la confusión de la población por los “desmadres” que vive, las presiones a las que está sometida, solo cabe resistir, tolerar.
Y si finalmente cabe apostar a algo, pues digamos que: “Las presiones son las que ponen a prueba el carácter de los individuos, por lo que ante los acosos por la intolerancia de los que tienen el poder, es necesario resistir”. Resistir no es una cobardía, resistir es parte del valor que el ser humano honesto heredó de Dios. El periodismo debe resistir, pero resistirse a seguir cuestionando a los que le han arrebatado la tranquilidad al pueblo, porque su labor es digna y es la voz de los que no hablan.

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